Santa María del Cobre, en Michoacán, debe su nombre a las familias enteras que han dedicado siglos al noble arte de la orfebrería. La materia prima utilizada son los restos de cobre provenientes de partes automotrices o cables eléctricos. Estos se funden a altas temperaturas en la cendrada, un horno tradicional relleno de piedras de charanda comprimidas entre capas de ceniza de carbón de encino. Con la ayuda del fuelle, se aviva el fuego hasta alcanzar la temperatura adecuada para la fusión. Una vez fundido, el cobre se deja enfriar y se coloca sobre un yunque para dividirlo en "tejos", los trozos de los cuales se obtendrán las piezas deseadas.